fuga del fuego, El dueño de sus palabras
ayer se manifestaron altos profesores de la pornografía pública
lo veo desde mi televisión, atascada, en el noveno piso,
en blanco y negro, en sus ventanas frías se oxida el aire de la ciudad,
la ciudad que respira polución
deshecho, descanso sobre un colchón desnutrido
mi olfato, violado por el olor húmedo de radiadores y calderas de otro siglo
deshecho, descanso en mi continua nube de porro
con los pulmones cubiertos
de amoníaco, somnoliento
llego a la calle fría: el oxígeno después de meses de calor de hotel de neón quemado
Mar del Plata, Buenos Aires, calles berretas
reflejos húmedos de la noche espejada, el cielo está oscurecido
los pequeños pechos de una chica pasada, sus ojos, - los vagones
avanzan entre descampados y fuegos
hombres solos, sintiendo el frío del mundo
marea negra en la habitación
la luz de las calle se imprime sobre la pared ceniza
mientras el escritor se masturba confundido
suelta el humo agradecido y apaga la tuca
luego se recuesta y suspira, se siente bien
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