Dejame tomarme mi tiempo para largar, dejame pensarlo, las lágrimas que salen de nada. Dejame sentirme un pendejo por un rato, sentado sin nada, bien pendejo. Dame el sol, hecho agua hoy, dame confusión mechada con golpes molestos en la cara. Llevame a la calle, llena de ruidos y rulos de aire sacudido. Revolviendo un plato de arroz, viendo la madera lisa y falsa de la mesa. Apretame las manos y besame, vos, que estoy tan seco. Dejame echarme sobre tus piernas a dormir después de temblar. Rodeame con los brazos, que soy un pendejo maricón. No estás acá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario