domingo, diciembre 23, 2007

Down Love's Tributaries, Morphine.

Calles invertidas bajo mis pies.
Camino despacio entre atmosferas de color café. Pareciera que todo el suelo se deshiciera entre los movimientos de mi cabeza. Siento como el eco se mueve entre mis manos, mi estomago y pecho. Pienso que debería llamarte, pero por un momento ni conozco la hora. 23:46 marca el teléfono y tengo dos llamadas perdidas: una tuya y otra de Pato. Sé que tengo monedas de más, pero tengo que saber elegir entre las consecuencias y los beneficios de mi inversión. Y llego a la parada. Decido que pasó muy poco tiempo como para llamarte y que lo arrunaría todo.
En el colectivo consigo un asiento junto a una vieja medio gorda. El olor puede entregarme. La música hace que no pueda estar realmente consciente de lo que pasa a mi alrededor. Hay grandes sonidos, pero ¿cuáles realmente interesan a la hora de proseguir? La vieja me mira de reojo cada tanto. Yo tengo los ojos abiertos y miro en blanco el asiento de adelante. El colectivo avanza rápido. ¿Saldré del cuelgue?
Todo es falso. Las calles se mueven por debajo del gran camión mientras la música oxida los caños y los ojos de la gorda. Me siento solo, nadie puede hablarme. Yo tengo que desenvolverme entre una atmósfera que yo mismo me busque con recelo. En la calle todo se mueve rapidísimo y nada tiene tiempo como para cobrar una importancia mayor a la de continuar el paisaje lineal. La iluminación opaca del colectivo ambienta mi viaje por un desierto estadounidense poblado de alienígenas, dogos y escopetas. Los demás pasajeros me inspiran un terror con sus indescifrables miradas. El sonido es constante y mi mente no siente.
Todo empieza a calmarse y parece que recupero el control. El tema se acabó .Me quito los auriculares y entiendo que si sigo escuchando música me voy a volver realmente loco.

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