Me desperté entre super veredas,
y qué pasa, nada se mueve,
¿o será un temblor brutal?
Ya no necesito esas tucas,
para qué si ya floto sobre los Andes, gracias.
Será la suerte que se vuela entre las hojas,
nos deja solos, nos pregunta:
¿quién inventa las preguntas?
Es que a veces temo que estemos hechos,
sí, de preguntas, rojas, verdes, lisas, quebradas.
Y pienso en voz baja, grito en voz dejada
¿es que nadie le regalará sonidos a este poema?
Si yo vivo volteado por ellos, dónde están, no los leo.
¿No será todo romance un gran filo,
que se desliza por sobre el silencio, tiniéndolo
de rosa, rojo, negro, púrpura, que nos viola penosamente
mientras fingimos
sufrir? No, claro.
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